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martes, 30 de noviembre de 2010
Fin?
Hay un momento, un segundo, contundente, en el que todo ese sinsentido desaparece, se evapora, y el corazón grita ‘gracias’. Gracias a mí mismo por haber resistido.
La recompensa de resistir es volver a casa.
Cuando todo se vuelve oscuro uno sabe por qué resistir. Por los seres amados, por nuestros afectos, para dejar un mundo mejor del que recibimos. Y para eso tal vez debamos aceptar que nuestra existencia tiene un sentido superior. Resistimos en definitiva para poder cumplir nuestra misión en este mundo.
Lo sepamos o no existimos por una razón. Grandes o pequeñas misiones que debemos llevar a cabo. Hacer feliz a una persona, a algunas, a millones.
Despertar consciencias, o descubrir la cura de alguna enfermedad, o simplemente ser el ser amado de alguien. Todos tenemos una razón de existir, y para eso hay que resistir.
Nuestra misión puede ser salvar al mundo o salvar una vida, y por eso vale la pena resistir.
¿Lo podes ver? Hay magia a tu alrededor, hay ángeles, hay algo superior, somos parte de una trama perfecta en la que cada cual tiene su para qué, y por eso hay que resistir.
Tal vez tu misión sea traer una nueva vida al mundo con su propia misión, o tal vez sea escribir esa canción que hará vibrar a millones, o regalarle a tu chica ese poema horrible que le escribiste pero que la hará sentir amada. Y por eso, solo por eso, vale la pena resistir.
No me gusta dar consejos pero bue, ya que voy a hacer algo que no me gusta lo hago mucho, acá van tres: Recordar que sos parte fundamental de este ciclo sin fin. Saber que somos casi ángeles. Y que la vida es resistencia.
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